Siempre me han gustados las combis y siempre me he preguntado por que. Nunca he tenido una, ni la he manejado ... y sin embargo me gustan y si tuviera dinero me la compraría con el único propósito de viajar en ella.
No se si sea la infuencia de Córtazar y su aventura con Fafner en "Los autonautas de la cosmopista", los recuerdos del tío Mario Villalobos y su combi con bocina tomatera. Si los viajes a Michoacán en la combi- autobús familiar de la tía nacha o el impacto de ver una combi con placas de Alaska viajando plácidamente en los calores yucatecos.
Me imagino manejando en el más puro estilo de microbusero. Tener un buen sistema de sonido, lugar para dormir y techo que se pueda abrir para ver las estrellas. Ponerle cortinitas para tener privacidad, y muchas latas de atún, salchichas de viena y jamón endiablado para ahorrar en comida.
Un día tendré mi combi-crucero-vagón del ferrocarril-latita de sueños y me iré de viaje plácidamente y sin prisas. Me voy a parar en los puestos de tunas o de gorditas a los lados de la carretera, a dormir donde me de sueño, me dejaré llevar tranquilo, como si no hubiera muerte ni tiempo.
El compañero de viaje ideal ha cambiado con el tiempo, pero la combi permanece....
Ya me estoy saboreando.
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