Wednesday, April 25, 2007

Insomnio...

Lo malo de tener amigos jóvenes, es que nadie entiende de estos dramas de las parejas con historia, de la enfermedad, de la muerte. De esas cosas nadie quiere escuchar, nadie quiere que llores. Esto del duelo es un proceso muy solitario, por que a la vez los que te pudieran entender, no los quieres irrumpir con tus tristezas y así jugamos todos la farsa de Todos estamos bien.

Cuando somos jóvenes, el mundo se nos presenta brillante y lleno de promesas, vivimos sin entender a la otra mitad del mundo; el de los viejos y experimentados... pero tal vez sea porque lo que nosotros tenemos de ingenuidad e ignorancia, ellos lo tienen de miedo y cinismo... no nos entendemos. La vida sigue, esa misma juventud le gana a la pena, la vida sigue porque el ímpetu de ser joven y de hacer y de vivir le gana a cualquier calamidad. Tal vez sea por eso que sean las personas mayores las que se mueren de pena o enloquecen ante la fatalidad, mientras que el joven sigue adelante y un dia aquella pérdida se convierte en un recuerdo borroso, la tragedia se aminora y nuevas penas ocupan su lugar.

Por diversas razones, últimamente he pensado mucho en mi infancia. Recuerdos luminosos, incluso las pequeñas tragedias de la Diana niña y adolescente me hacen reir. A estas alturas de la vida, y sin cumplir la profecía de mi madre: "cuando tengas tus hijos me vas a entender mejor"; me encuentro con una renovada admiración hacia mis papás... y honestamente me encuentro pensando ¿cómo no nos estrangularon?... mis hermanos y yo somos unos sobrevivientes y mis papás, definitivamente unos héroes.

Es ahora que empiezan a tenderse puentes de entendimiento, de admiración y espero que de más comunicación y amor... siento que me encuentro en un punto privilegiado -beneficio único del proceso de envejecimiento-, en el entiendo los dos idiomas, el de mis compañeros de generación y el de mis papás.

Definitivamente, es la edá....

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