Me desperté a las 4 de la mañana con una pesadilla que no puedo recordar. El cuarto olía a rosas... el olor a rosas me asusta porque pienso en almas en pena y santas... ninguna de las dos cosas me tranquiliza.
Van muchos días que me despierto exactamente a las 4 de la mañana y ya no me puedo dormir y me estoy empezando a poner paranoica. Aunque mi paranoia de ver el reloj cuando marca la 1.23 o las 12.34 persiste.... Isidro siempre me acusó de estar loca por pensar mal de eso, pero no puede ser casualidad si casi nunca veo el reloj, ni uso reloj. Esa fue una de las cosas que arruinó la relación.
Extraño mi casa y poder dormir siestas en paz. A aquellos camaradas solteros, si piensan tener familia olvídense para siempre de los siguientes simples placeres: quickies, siestas, salir de parranda, alcoholizarte en tu casa y so on. Estos huercos no me dejan dormir.... no entiendo como la gente sigue teniendo hijos si no tiene ninguna ventaja práctica, me imagino que para eso existe el instinto, o las nanas. Estoy aprendiendo en cabeza ajena, aquí la gente llega a las 5 y aviento a los huercos a que se maten, ya no es mi bronca... pero horror de los horrores cuando no puedes nomás encerrarte en tu cuarto y dejar que se acabe el mundo....
Asì que me desperté y dormí en pausas hasta las 9, estoy cansada.
Espero que Justino pase por mi... soy como las chachas que se larga a su rancho los fines de semana. No llego tan lejos, sólo necesito una televisión de plasma, documentales de discovery health, cheves y abracitos para ser feliz... además de poder dormir siestas y comer fast food hasta reventar.
Tengo antojo de donas...
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